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Las once reglas de Bill Gates para estudiantes universitarios
La vida no es justa. Acostúmbrate a ello.
Al mundo no le importa tu autoestima. El mundo espera que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.
No ganarás US $5.000 mensuales justo después de haber salido de la universidad y no serás un vicepresidente hasta que con tu esfuerzo te hayas ganado ambos logros.
Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.
Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo, le llamaban Oportunidad.
Si metes la pata, no es culpa de tus padres. Así que no lloriquees por tus errores, aprende de ellos.
Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora. Ellos empezaron a serlo al pagar tus cuentas, limpiar tu ropa y escucharte hablar acerca de la nueva onda en la que estás. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación.
En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En las escuelas ya no se pierden años lectivos, te dan las oportunidades que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Esto no tiene ninguna semejanza con la vida real.
La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.
La televisión no es la vida diaria. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.
Sé amable con los “NERDS” (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.
Las cuatro leyes de la espiritualidad
Varios amigos me han enviado por correo estas leyes, no está fácil pero si las aceptáramos creo que nuestra vida sería mejor y tendría más sentido.
La persona que llega es la persona correcta
Nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que
nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para
hacernos aprender y avanzar en cada situación.
Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido
Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras
vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más
insignificante.
No existe el: «si hubiera hecho tal cosa…hubiera sucedido tal
otra…». No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo
que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras
vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan
y no quieran aceptarlo.
En cualquier momento que comience es el momento correcto
Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando
estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es
allí cuando comenzará.
Cuando algo termina, termina
Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra
evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar
ya enriquecidos con esa experiencia.
Creo que no es casual que estén leyendo esto; si este texto llega a
nuestras vidas hoy, es porque estamos preparados para entender que
¡ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado!