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Archive for junio 2007
Relaciones humanas
junio 27, 2007
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Hoy es uno de esos días en los que me siento solo, con un vacío que no alcanzo a llenar con explicaciones, me sorprende darme cuenta de que me hace falta alguien con quien platicar, con quien ir a comer, etc. Pero ¿a qué viene esta sensación? si soy yo mismo el que aleja a la gente y se vanagloria de su autosuficiencia.
Realmente me desespera no poder establecer una relación amistosa con casi nadie, soy demasiado exigente con la gente, eso provoca que critique constantemente las acciones de los demás y me vuelva egoísta. Siempre planeando estrategías para llevar a los demás a donde yo quiero (supuestamente) como si supiera lo que quiero con exactitud. Estoy convencido de que mi miedo a ser "menos o igual a los demás" me aturde y me hace reaccionar violentamente o por lo menos defensivamente. Esto me parece ridículo a la luz de las cosas por las que he pasado y me molesta que persista esta ansiedad en mi, ansiedad por destacarme hasta en las cosas más sencillas y es que ya no encuentro sentido en hacer eso, es más una costumbre, un vicio… Antes me parecía incluso un rasgo de mi personalidad digno de admiración una especie de característica heróica, es decir, prefiero estar solo en mi perfección que acompañado de tontos. Vaya pensamiento tan absurdo. Ahora por el contrario esta costumbre que persiste en mi, me asusta, creo que cada vez menos me gusta estar solo. Cada vez más quisiera poder abrirme a la "amistad sencilla" hasta podría llamarla superficial, pero ¿no es todo en la vida en principio superficial? incluso nuestros pensamientos más profundos apenas arañan niveles como el subconsiente o el supraconsiente. Y entonces ¿que hay de malo con la sencillez, con la superficialidad? Me inclino a creer que no debería tener ningún problema con esto; especialmente porque no se puede llegar al fondo del mar sin pasar por su superficie.
Creo que la única forma de llegar a conocer a alguién a fondo, si es que ese es el objetivo, no es analizándolo, no es acorralándolo ni llevándolo al límite de sus razonamientos, eso más bien es sadismo, claro el viejo sentimiento que siempre me ha perseguido. El sadismo, ese gusto por hacer daño, especialmente un daño intelectual, es decir, no me interesa golpear a alguien (algunos parecieran merecerlo) pero, que gusto tan grande, aunque pasajero, representa para mi la humillación y la vergüenza del oponente.
Tal vez ese precisamente sea mi problema "el oponente", "el atacante". Si en cada persona veo a este personaje, entonces ¿cómo no habría de sentirme solo?
¿Qué hay detrás? La respuesta seguramente se remonta como casi siempre a mis primeros años, a la influencia de mis padres, de mis abuelos, en general de cualquier persona que se apareció en aquellos días y que por alguna razón influyo en lo que en ese entonces eran sentimientos y a la larga se conviertieron en mandatos.
DEFIENDETE. Este debe ser uno de esos "mandamientos" que circulan a la velocidad de la luz en mis diálogos cerebrales. Tal vez empezó con un DEFIENDEME que me llevó a la conclusión de que para defender, antes tenía que ser invencible, indestructible, temible, poderoso… Y qué pasa si no me defiendo, ya no necesito hacerlo, para que quiero ser invencible si me he dado cuenta de que no tengo derecho a salvar a nadie, a defender a nadie, a quitarle su sufrimiento a nadie.
Ya no necesito ser poderoso, porque me he dado cuenta de que el poder sólo sirve al ego, al mio o al de los demás, realmente ¿he ayudado a alguien a lo largo de mi vida? Claro que muchos me consideran buen padre, buen hijo porque ayudo a…
AYUDAR. No se ayuda realmente a nadie al defenderlo, se ayuda a alguién estando ahí, sufriendo junto a esa persona, permitiéndose sentir, permitiéndose llorar, permitiéndose compartir. No ayudé más a mi hijo al ser "fuerte" ante las malas noticias y llorando en soledad de lo que lo hubiera ayudado llorando con el al verlo morirse de dolor.
Es una paradoja, me queda claro, que mi afán de convertirme en un monolito, entrenándome, por así decirlo, atacando a todo y a todos para probar mi fuerza, me deje sin nadie al rededor para ser su protector. Queda entonces una sola persona a la que puedo proteger: Yo. Y eso perpetúa y cierra el círculo. Convirtiendo para siempre el DEFIENDEME en DEFIENDETE, hasta llegar al punto de tener que defenderme de mi mismo para no volverme loco.
Puedo cambiar, es sólo un paso más, un esfuerzo más en este camino que al final y al igual que todos no va a llegar a ningún lugar.
Categorías: Reflexiones
Estado actual: Confundido
junio 16, 2007
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Ayer cumplí 35 años, el 3 de agosto mi hijo cumple dos años de haber muerto como consecuencia de la leucemia que padeció durante tres años, el 27 de julio mi suegra cumple un año de haber sufrido un infarto cerebral y estar postrada en cama muriendo lentamente. Recientemente mi padre terminó sus sesiones de quimioterapia para el tratamiento de un cancer de origen no identificado y que se manifestó con un tumor en el cuello cuya extirpación dejó pendiente, por miedo, durante casi un año lo que provocó que la operación fuera más complicada y tuviera como consecuencia una paralisis facial parcial y un daño permanente en varios nervios del cuello limitando el movimiento de su brazo izquierdo, actualmente trabaja vendiendo películas pirata. Mi esposa y yo estamos pasando por constantes discusiones que terminan en perídos depresivos en los que casi no nos hablamos durante días.
Cuando murió mi hijo Tere (mi esposa) y yo estuvimos en psicoterapia durante casi un año, conclusión: "lo que paso con nuestro hijo tuvo un sentido, existe el alma, existe la trascendencia"
Hace casi 4 meses regresé a terapia por un problema neurótico relacionado con la idea subjetiva que tenía del dinero. Eso ya se resolvió. Ahora hay que aclarar algo, mi terapeuta no es común: no es freuidiano, no es gestáltico, no es conductista, no es new age, no es nada de eso y sin embargo es experto en todo eso, es cinta negra en Aikido, es danzante, es maestro normalista retirado, tiene una esposa con insuficiencia renal en dialisis,ha escrito varios libros de orientación educativa, un estuche de monerías.
Las terapias con Pedro son duras, son directas, te hace trabajar, no le gusta perder el tiempo con platicas de cantina que es la opinión que tiene de los psicoanalistas. Sus terapias me han sido muy útiles, me han vaciado de muchos procesos neuróticos generados por mandamientos impuestos hábilmente y con la mejor intención por mis padres, los padres de mis padres y mucha gente que ha infuido en mi vida.
Pero hay un problema, cuado vacías algo la consecuencia es algo obvio, ese algo queda VACIO. Un vacío fertil como dice Pedro pero que me ha sumido en una intranquilidad que nunca antes había sentido, no es un proceso neurótico dice él pero se le parece mucho aclara. Es una inquietud tan profunda que no me deja dormir, que no me deja trabajar que me tiene peleando constantemente con mi esposa. Ya no existe en mi interés por casi nada, dinero, mujeres, poder, estatus social, autos, tecnología, en fin, nada de lo que antes era la zanahoria que nunca puede alcanzar el caballo que jala de la carreta.
¿Qué sigue cuando sientes que todo acabó para ti? ¿Cuál es la luz al final del tunel? Y entonces si todo acabó para mi ¿dónde empieza la eternidad? ¿dónde empieza el alma? Mi alma soy yo, o yo soy mi alma y si es así ¿por qué estamos tan lejos uno del otro? es decir, si el alma es eterna entonces ¿que es lo que siento que termió y dónde esta ese inicio que no encuentro?
El alma, Dios, la trascendencia, ¿cómo se abordan esos temas? no se pueden medir, no se pueden pesar, no cuentan con una demostración matemática de su existencia, la religión nos dice: no pienses, obedece, ten fe, el positivismo nos dice que si no se pueden comprobar no existen. Reniego de ambos. Porque con ninguno encuentro consuelo, reniego de la Biblia tanto como del "Origen de la vida" de Oparín, me niego a creer en un Dios padre que nos libra de todo mal si obedecemos su ley y me niego a creer en el castigo infernal si no lo hago. Me niego a creer en la evolución de la materia como única explicación de la vida.
No creo ya, en el cielo ni en el infierno, no me interesa ninguna religión, ni me interesa pertenecer a sus instituciones, no creo que no comer carne me acerque a la verdad, no creo que contorsionar mi cuerpo me acerque a la iluminación, no creo en el ayuno, no creo en la verdad absoluta, no creo nada de lo que acabo de escribir.
No tengo miedo para enfrentar lo que viene porque no tengo valor para seguir un camino que no encuentro.
Categorías: Reflexiones