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Febrero
Descubrí que en febrero me deprimo, no sé porque pero al parecer así es, bueno al menos las depresiones no son como antes de la terapia. No, antes eran lo que yo llamaba periodos azules, es decir, según yo me ponía muy creativo, escribía «poemas» me ponía muy filosófico y muy poco productivo. No, ahora sólo me siento triste y ah! sí algo que continua es la búsqueda de una mamá en otras mujeres, pero con mucha menor intensidad. En apariencia cualquiera pensaría que antes eran «mejores depresiones» pero yo sé que antes sólo quería llamar la atención y ahora sólo quiero que se termine la tristeza, pero que se vaya sola, sin forzarla, para vivir lo que tengo que sufrir y que se muera tranquila, así espero que ya no regrese, por lo menos esa etapa o ese dolor particular.
También descubrí que otra vez tengo miedo y eso es bueno. Me refiero a que desde que murió Beto realmente no tenía miedo de nada incluso buscaba situaciones en la que pudiera resultar dañado porque no me importaba, afortunadamente no me pasó nada grave. No tengo miedo de todo, claro. Es más bien algo del cuerpo, algo instintivo, como tener miedo de cruzar la calle, de chocar, de caminar por una calle sospechosa en la noche, cosas así. Obviamente nada de esto me paraliza pero antes no sentía nada y creo que eso era malo ¿por qué era malo? porque creo que no escuchaba a mi cuerpo sólo escuchaba mi tristeza y mi culpa y tal vez buscaba un castigo.
También esta depresión está acompañada de añoranza, por los tiempos buenos que ya no regresaran, pero también es bueno eso, porque ¿como no extrañar?… tantas cosas: a mi hijito, amigos, amigas, amores… Es bonito creer que la vida sigue y que todo pasa por algo y que las cosas van a estar bien eso es grandioso pero también se vale extrañar, añorar, anhelar, es una forma de ir al fondo para tocarlo y después impulsarse hacia arriba, porque no podemos nadar siempre en la superficie con la sonrisa de oreja a oreja. Al menos yo no puedo, es muy cansado.